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Queridos Reyes Magos

Escrito por Nadya Pérez enero 7, 2017

Es cierto que desde hace algunos años las calles se observan cada vez más desiertas en el Día de Reyes, altos niveles de inseguridad y una generación más inclinada a una vida virtual son factores para que los nacidos después de los 90 se vean más entusiasmados frente a una Tablet que con una patineta entre sus manos.

A pesar de una vida más sedentaria en los infantes de hoy, hay un elemento que sigue vigente con está tradición y es la emoción con que miles de niños esperan la llegada de los Reyes Magos, justo es esa emoción la que hace que todos aquellos con más de 20 años nos inundemos de nostalgia en este día, recordando las diversas historias de cuando nuestros padres alimentaban nuestra fe en la magia.

Trampas, insomnio, cartas, globos, zapatos y un comportamiento impecable a partir del primer día de cada año por que era justo en esos días cuando los Reyes Magos se volvían más observadores.

A  través de una serie de anécdotas trataremos de llevarte por un viaje al pasado, a donde no te preocupabas por levantarte para ir al trabajo, donde no tenías conciencia de la catarsis que causa un condón roto y tu único vicio eran los dulces y la pirotecnia, horas y horas jugando, tu único deber.

 

“Recuerdo una noche donde esperé despierta toda la noche a los Reyes, al ver que no llegaban me puse muy triste y me fui a dormir. Al despertar vi que me habían traído lo que más había querido en dos años consecutivos: mis patines y una casita de muñecas. ¡Aún los conservo!”.

Elena diseñadora de Miss Aerolita.

 


 

 

¿Cuántos aún conservan esos tesoros de la niñez? Eso seres que se vuelven personajes míticos por una noche son quienes en la mayoría de los casos conservan estos recuerdos, una foto, una carta que, sin importar que ellos mismo las redactarán toman un valor incuantificable por ser nuestras primeras cartas de 6 de enero.

 

 

Roberto voz y
guitarra Emisario.

Cuando aun creemos en la existencia de nuestros visitantes de Medio Oriente nos resulta muy difícil entender la lógica que tenían los Reyes en querer matar dos pájaros de un tiro, es por eso que recibir algo como un uniforme puede terminar en un
desastre, justo como nos cuenta Gibran, el baterista de La Dolorosa:

“No me sucedió a mí pero me lo contaron y creo que vale la pena; un amigo me platicó
que lo más triste que le pasó en Día de Reyes, fue despertar una mañana, emocionado, a
abrir sus regalos y encontrar lo siguiente: ¡un suéter nuevo del uniforme de la escuela!”.

 

Nos resulta gracioso pero es un mal que no se le desea a ningún niño, ni siquiera a a aquellos que disfrutan molestar en el recreo. Los años pasan, llegó un punto en que una autopista, muñecas o cualquier otro juguete te resultaron inadecuados para tu nueva etapa de pre puberto, entonces la música y toda la tecnología que conlleva comenzó a ocupar un lugar muy importante en tu vida.

 

“Cuando tenía como 12 años, llegó mi primera guitarra eléctrica en paquete Thunder (guitarra
+ amplificador). Fue un regalo compartido con mí hermano a pesar de que hasta
hace poco la música me interesó con seriedad, siempre ha estado presente”.

Brandón

Palma, guitarra y piano, La Dolorosa.

 

Si eres hijo único, quizá tu cómplice de aventuras fue algún primo con quien eras inseparable pero no es comparable a esa noches en vela con tu hermano, en las que atorar a los Reyes Magos era la principal misión.

“Lo que recuerdo con mayor precisión fue cuando dejó de haber Día de Reyes en casa,
tenía como 12 o 13, mi hermano y yo ya sabíamos que no existían pero seguíamos el
juego, era divertido recibir juguetes. Además mi hermano siempre era el que me
despertaba y decía ¡Ya llegaron¡ yo no sé como le hacía para levantarse, yo después
de por fin poder dormir, me quedaba bien jetón. En algún año pusimos espejos en
el árbol, para ve el reflejo desde nuestro cuarto y darnos cuenta cuando
llegarán pero al final me quedé dormido, no recuerdo muy bien pero probablemente
un Play Station 2 fue el último juguete que recibí”.


Sar, Mr. Hyde.

 

Tal vez para más de uno, una bota de dulces aún tenga presencia bajo nuestro árbol, pues para nuestros padres todavía es tierno y conserva cierta inocencia continuar siendo nuestros héroes de enero.

 

¡Experimenta y camina entre Pasadizos!

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