En junio de este año el cantante Thom Yorke lanzó un álbum titulado “Anima”, cuyo contenido cuenta con presentaciones en vivo y material de estudio en nueve tracks, sin embargo, la producción del álbum no llegó sola, sino que el cantante decidió dar algunos pasos más al frente incluyendo contenido audiovisual.
De la mano de Netflix y bajo la dirección de Paul Thomas Anderson, Thom decidió crear un cortometraje llamado igual que su reciente álbum, Anima, y es justo de éste del que me gustaría platicar, profundizar y, evidentemente, recomendar para disfrute de sus ojos.
El corto de 15 minutos, que bien podría ser un musical o un video clip, se resume brevemente en una historia de amor completamente expresionista, cuyo único lenguaje es el cuerpo y su movimiento.
Con tres canciones del álbum Anima, Not the news, Traffic y Dawn Chorus, la danza es uno de los elementos principales de este producto audiovisual, pero no es lo único que abarca tus sentidos, ya que, los escenarios adaptados para el movimiento de los cuerpos, la música y el guión en sí mismo, proveen al espectador de un ambiente futurista y, pareciera, deshumanizado.
Pero vamos por partes…
La coreografía de este corto me recordó un poco al videoclip de Blackstar de David Bowie, incluso el vestuario, no en un tono comparativo, sino que ésta se vuelve clave visual del corto o videoclip, en ambos casos retoman corporeidades atípicas que siguen siendo danza, pero no la convencional, no a la que se acostumbra a ver en los videoclips, se trata más, creo, de cuerpos que se mueven en perfecta comunión, no precisamente en sincronía, sino para crear lenguajes y que estos sean las palabras, emociones y escenografía.
Es claro que esta coreografía bien intencionada no salió por completo de la mente de Thom Yorke, Damien Jalet fue el encargado de dirigir a los 55 bailarines y su trabajo también puedes verlo en la película de horror “Suspira”, para la cual Thom estuvo a cargo de la banda sonora.
Otro elemento importante y que ayuda con la atmósfera surrealista es la fotografía, a cargo de Darius Khondji; acá podemos observar escenarios como Praga y el museo Les Baux de Provence francés, lugares que estilizan los encuadres y permiten que las escenas se vuelvan sobrias.
Yorke y Anderson ya habían trabajado juntos en el videoclip de Daydreaming, obteniendo el mismo resultado místico, lleno de referencias, bien ejecutado y visualmente rico.
Desde mi perspectiva, el corto se suma a la oleada de videoclips de los últimos años que hacen uso de la danza como un lenguaje visual.
Para finalizar, les dejo el listado de algunos colaboradores que intervinieron en este corto (además de las mencionadas anteriormente) y que puedes dar chance de buscar más de sus trabajos.
- Edición de Andy Jurgensen
- Vestuario de Jhohanna Garrad
- Proyecciones de Tarik Barri
El corto puedes encontrarlo en Netflix, pero estoy segura de que si buscas podrás encontrarlo en línea, haz la prueba, lo vale completamente.
