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Más que un «Mirrey» enamorado

Escrito por Revista Pasadizos septiembre 3, 2018

En los años que llevo viendo películas, que son casi todos los que he vivido, me he encontrado de todo frente a las diferentes pantallas a las que he estado expuesto. Un montón de historias, que a mi criterio he calificado desde buenas hasta aburridas, que sería la categoría más baja en la que pondría algún material cinematográfico o audiovisual, porque admitámoslo, todos conocemos películas que consideramos malas, pero que vemos una y otra vez por alguna razón, ya saben, eso de los “gustos culposos”.

El tema que hoy nos atañe es el cine mexicano, que desde hace algún tiempo está un tanto de moda, y hoy no está de más hacer algunos comentarios por la celebración que tenemos en puerta, ya casi despidiéndose (o qué más bien ya se despidió).

Como muchos ya lo sabrán, el 15 de agosto celebramos por primera vez en México, el Día Nacional del Cine mexicano, para lo cual, me encantaría decir que el cine mexicano es lo mejor que le ha pasado al mundo, pero siéndoles sincero, no me atrevería a hacer una aseveración así de fuerte o amplia, porque si bien, hay obras magnificas en la cinematografía que se han producido en nuestro país, hay otras que no han tenido tanta suerte, y como les digo, no es que las califique de malas, porque pienso que cada quien sabrá como calificar cada película que ha visto, sin embargo, no todo lo que se produce de nuestro lado de la frontera sería un digno testimonio de lo que es el cine mexicano.

En México, el tipo de producción audiovisual que ha predominado desde hace muchos años, es la telenovela, y, aunque en la actualidad la industria ha tratado de huir de ese estigma con el que carga, aún hay mucho camino por recorrer, y es que la mayor parte del cine nacional que llega a sobresalir, o que llega a perdurar en cartelera, (comúnmente) son películas con un corte similar, esto, al parecer crea un estigma social que hace pensar que el cine nacional lleva una línea de este tipo, o que son pocas las producciones que se hacen en México, pareciera ser que todas con la temática de los “Mirreyes” que sufren por algún dilema del corazón, o en su contraparte películas que llegan a la extrema violencia y muestran, sí, lo peor de la sociedad.

Pero… ¿De verdad esto es todo lo que tiene que ofrecer el cine nacional? Claro que no. Durante los años que he estado trabajando en diferentes festivales de cine que se han realizado en el Valle de Toluca, he tenido la oportunidad de mirar grandes producciones mexicanas, que si bien, sí están en el plano de lo independiente, tienen unos niveles de producción que no le envidian nada a cualquier película hollywoodense de las que inundan las salas de los cines tradicionales.

 

 

En este mismo plano de lo independiente, se encuentran muchas películas que nos relatan maravillosas historias, a las que pareciera que sólo tienen acceso aquellos que asisten a los festivales de cine pues, pareciera que por diferencias con las distribuidoras, son pocas las películas privilegiadas que tienen el “honor” de proyectarse en una sala de cine, y es que, si nos ponemos a ver las regulaciones que hay en nuestro país sobre la distribución de cine, nos podemos dar cuenta de que está en una gran desventaja contra el que viene de otros países. Digamos que algunos vecinos tienen más beneficios que nosotros en nuestra propia casa. Y por supuesto a la industria del cine lo que más le preocupa es vender, porque son negocios y a eso se dedican.

Entonces, ¿dónde queda el resto de la producción mexicana? México es uno de los países a nivel mundial que más películas produce, tan solo el año pasado en México se produjeron más de 150 películas. Algunas de las que más sonaron, o que más tiempo tuvieron en carteleras fueron: “Hazlo como hombre”, “Cómo cortar a tu patán”, “Me gusta pero me asusta” y demás comedias románticas producidas en el país. Claro que también hubo películas como “La libertad del diablo” que este año se llevó el Ariel como mejor documental, así como tres premios fénix. Y quizá sea una película que muchos no recuerden o ni siquiera hayan oído nombrar. ¿Por qué pasa esto? ¿A caso es que esta película es aburrida o exclusiva para un público interesado en el documental?  No lo pienso así, creo que es más bien un fenómeno atribuido a la mala distribución que hay de este tipo de cine, así como una falta de formación de públicos. De nada sirve que haya buenas películas, si en primer lugar no hay donde verlas y, en segundo, no hay personas interesadas en verlas.  Por supuesto, en 2017 también tuvimos el estreno, me parece que solo en plataformas digitales y videohome (hasta donde sé) de “El taxista caliente”, con las actuaciones de Luis de alba y “Radames”, que bueno, trata de lo que dice el título…

Como últimas reflexiones, me gustaría decir que Hoy (ayer, quizá anteayer) que se celebra el Día Nacional del Cine Mexicano, es una buena fecha para reflexionar acerca de la calidad de cine que tenemos en México que, si bien, tenemos esta cantidad de películas que salen a flote en las carteleras nacionales y que buscan la venta de un producto (a veces, mal hecho) tenemos también un cine interesante, e interesado en aportar al panorama nacional, en materia artística, cultural y académica. El cine mexicano, como el cine de cualquier parte del mundo es tan profundo variado y amplio, que lo único que de verdad podemos hacer es buscarlo y experimentarlo, prestar ojos y oídos a las propuestas que poco a poco se presentan más en esta época tan rápida y globalizada que vivimos, quizá sea el cine mexicano, un reflejo de quiénes somos, y puede que sea una muestra de dónde estamos y hacía qué lugares nos dirigimos.

Redacción de Alberto García

Director de programación y contenido de Tlanchana Fest

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